SANTA DEVOTA

Charlene toma el testigo del príncipe Alberto en la gran cita de Mónaco

Mónaco
La Familia Grimaldi en Santa Devota. / Gtres
  • Andrea Mori
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El Principado de Mónaco vive una de sus celebraciones más importantes. Como cada año a finales del mes de enero se festeja Santa Devota, patrona del pequeño país. Una fiesta de gran relevancia para Mónaco, en la que siempre participa la Familia Grimaldi. Sin embargo, este año, los festejos han estado marcados por la ausencia del príncipe Alberto.

El soberano ha dado positivo de nuevo en coronavirus -por tercera vez ya-, y aunque fuentes oficiales han confirmado que se encuentra bien, no presenta síntomas y sigue muy pendiente de sus funciones institucionales, por precaución permanece alejado de la agenda oficial. Esta circunstancia no ha permitido al Príncipe acudir a la primera de las celebraciones de Santa Devota, en la que sí ha estado su esposa, la princesa Charlene, y sus hijos menores, los príncipes Jacques y Gabriela.

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La princesa Charlene con sus hijos en Santa Devota. 

Ha sido a las 19:00 horas cuando la Princesa y sus hijos han participado en la tradicional ‘Quema de la barca’. La leyenda de Santa Devota se remonta a comienzos del siglo sexto en Córcega, con la persecución de los cristianos por el gobernador romano Dioclitano. Allí, una joven cristiana, Devota, fue arrestada, encarcelada y torturada. Murió sin renegar de su fe. Tras su muerte, se ordenó que se quemara su cuerpo, pero un grupo de cristianos se lo llevó y lo colocó en una barca que salía para África donde, pensaban, recibiría cristiana sepultura.

Sin embargo, no fue así, ya que en las primeras horas de la travesía estalló una fuerte tormenta. Cuentan que de la boca de Devota salió una paloma que guio la barca hasta  Mónaco, hacia la zona en la que ahora se ubica su capilla. A partir de entonces, numerosos habitantes de Mónaco y navegantes venían a rezar sobre la tumba. Sin embargo, una noche, alguien robó las reliquias de la Santa Devota para venderlas y sacar beneficio. Por fortuna, un grupo de pescadores detuvo al ladrón. La barca del ladrón fue quemada como sacrificio expiatorio.

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La princesa Charlene con sus hijos en Montecarlo. 

En el siglo XVI, durante la guerra contra los Genoveses y los Pisanos, Santa Devota protegió a los monegascos. Los enemigos quisieron hacerse con la fortaleza del Principado. Durante más de seis meses, los ataques fueron rechazados por la población monegasca, a quienes la Santa se les había aparecido. Fue a principios del siglo XX, cuando el Príncipe Luis II decidió que se quemaría una barca cada 26 de enero por la tarde. Una tradición que se mantiene en la actualidad.

A pesar de la ausencia de Alberto, la princesa Charlene y sus hijos, acompañados de Melanie-Antoinette Costello de Massy no han faltado a la cita con la quema de la barca. Apenas un día después de celebrar su cumpleaños, la Princesa ha reaparecido en este importante acto, del que se ausentó el pasado año por cuestiones de salud.

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La Familia Grimaldi en la quema de la barca en Santa Devota. 

En esta circunstancia y, dado que ni la princesa Carolina ni la princesa Estefanía de Mónaco han participado este año en el acto, Charlene se ha convertido en la representante más destacada de la Familia Grimaldi en esta cita, de vital importancia para el Principado.

Un acto en el que se ha vuelto a poner de manifiesto la especial relación que existe entre los dos hijos menores del príncipe Alberto, que han disfrutado mucho de la jornada y que, además, han sido los encargados de encender la pira.

Las celebraciones de Santa Devota continúan este viernes, con una misa en la Catedral del Principado, a la que se espera que asistan otros miembros de la familia, eso sí, esta vez, el Príncipe no será testigo de esta importante jornada.

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